¿Cómo se preparan las empresas para un posible futuro sin el euro?La desaparición del euro o el abandono de algún país de la moneda son opciones que planean amenazantes en un contexto de crisis económica en el que se está poniendo en entredicho la solvencia de algunas naciones europeas como Grecia, Portugal, Irlanda, incluso de algunos pesos pesados como Italia y España. En una reciente encuesta realizada por Reuters antes de que terminara 2011, 14 de 20 economistas consultados dijeron que la moneda única no iba a sobrevivir en su forma actual y que las empresas están empezando a prepararse para el peor escenario posible. Joan Carles Amaro, profesor de ESADE del Departamento de Control y Dirección Financiera, en Barcelona, detalla algunas de las consecuencias de esta eventualidad para las compañías. “La financiación de las empresas sería más difícil y cara, debido a la pérdida deconfianza de los mercados en la economía del país”. Ese eventual credit crunch, explica, “estancaría las posibilidades de crecimiento empresarial y podría poner en peligro la solvencia de la empresa, si ésta se encuentra muy endeudada a corto plazo y sus activos son poco líquidos”.
También advierte de que las consecuencias para las finanzas públicas del país serían nefastas. “Su deuda pública se encarecería, lo cual obligaría a recortar el gasto y la inversión públicos, por lo que otra de las fuentes de demanda se vería disminuida considerablemente”. Según explica esto conllevaría una bajada de los precios de las acciones de las empresas que dependiesen del mercado que haya sufrido la expulsión del euro, ya que crecería el riesgo percibido por los inversores en la economía del país. Reuters asegura que algunas de las empresas más activas con sus planes de contingencia son las de países europeos de fuera de la zona euro, pero que tienen fuertes vínculos comerciales con el bloque de la moneda, como Dinamarca y Reino Unido. De las 33 empresas de fuera de la zona euro con mayor exposición a la misma en términos de ventas, cinco son británicas, según datos de Thomson Reuters. Productos para el cuidado de la salud, la energía y de consumo se encuentran entre las industrias más expuestas. La amenaza de la desaparición del euro se está tomando muy en serio. Algunas empresas ya han confesado públicamente que barajan un futuro con ese escenario. ICAP, el intermediario más importante del mundo en divisas y bonos estatales, ha puesto a prueba su sistema de negociación para hacer frente a una situación de colapso de la zona euro y de resurgimiento de las monedas nacionales. Andrew Bailey, experto regulador de la FSA británica (Financial Service Authority, organismo de control financiero del Reino Unido) ha declarado recientemente a medios de su país que "una buena gestión de riesgo implica planificar según modelos hipotéticos poco probables pero graves, lo que implica que no debemos ignorar la posibilidad de que algunos países abandonen la zona euro de forma turbulenta. No doy ninguna opinión sobre la posibilidad de que esto ocurra, pero se debe incluir dentro de los planes de contingencia". La deuda es clave Rafael Pampillón, profesor de Entorno Económico y Análisis de Países de IE Business School, en Madrid, cree que “el punto clave” en una situación en la que un país abandona la moneda única sería “la deuda que esas compañías tuvieran adquiridas en euros”. Pampillón señala que “si la moneda nueva que el país de la compañía ha acuñado se deprecia frente al euro y la mayoría de las ventas las tienen en su nación de origen, éstas se verán fuertemente perjudicadas”. Y añade que, en esta situación, tener que pagar lo que se debe en euros sería desastroso para esas empresas porque, por ejemplo, “tendrían que doblar sus ventas para poder hacer frente a la deuda en euros si su nueva moneda local se deprecia un 50% contra la divisa comunitaria”. Mauro Guillén, director del Joseph H.Lauder Institute, cree que no habrá en ningún caso un colapso del euro: “No, porque un segundo antes del colapso Alemania permitirá que el Banco Central Europeo (BCE) rescate a todos los países, comprando deuda y posiblemente emitiendo eurobonos. Lo digo porque Alemania tiene mucho que perder si el euro se colapsa”. Lo que considera viable es que el euro sobreviva pero con menos miembros. En ese caso, coincide con Pampillón en señalar el punto más delicado y problemático para las compañías. “Las empresas de esos países tendrán que devolver deudas en euros pero pagando con moneda nacional devaluada. Es evidente que ante esa situación necesitarán ayudas. La Unión Europea (UE) tendría que intervenir”, apunta.
Los expertos parecen estar de acuerdo en que cualquier ruptura del euro o un eventual abandono de un país de la moneda plantean un importante número de cuestiones jurídicas y financieras. Amaro asegura que las empresas ya “han puesto a trabajar a sus equipos jurídicos para que analicen los contratos en vigor y con connotaciones económicas”.Y es que la mayoría de los acuerdos firmados y compromisos adquiridos dentro de la UE no contemplan una ruptura o desintegración parcial del euro,por lo quelos contratos sellados hace una década podrían tener hoy importantes repercusiones en algunos escenarios. Pampillón insiste en destacar la importancia y complejidad de afrontar los préstamos que las empresas tendrían que hacer frente y que fueron firmados en unas circunstancias en las que no se contemplaba la posibilidad de que el euro desapareciera o fuese abandonado por algunas economías. ¿Cómo tendrían las compañías que responder ante sus acreedores? “En el caso de que un país se salga de la unión monetaria, las que más pueden sufrir son las pequeñas y medianas empresas si tienen deuda con bancos internacionales y en euros. Si la deuda es con entidades nacionales, lo lógico es que se transforme en la divisa del propio país”, opina. La cuestión de los precios y la liquidez
Amaro asegura que, ante este nuevo escenario de dudas sobre la continuidad del euro, “las compañías han empezado a considerar escenarios de brusca caída en los precios de las acciones de la sociedad y a estudiar posibles variaciones en el precio de venta de sus productos”. Respecto a este último punto, ya se han podido ver en el mercado algunas estrategias concretas. Por ejemplo, la de la compañía alemana de viajes Tui, que ha reconocido que había pedido a los hoteles griegos que firmasen nuevos contratos basándose en la posibilidad de que Grecia saliese de la zona euro. Por si eso llegara a ocurrir, Tui quería garantizar que pagaría a los hoteleros en dracmas, la moneda anterior al euro, o la nueva moneda acuñada por Atenas con el objetivo de protegerse por si hubiera un cambio de divisa. Este profesor de ESADE también comenta que las empresas han empezado a estudiar “cómo proteger su liquidez, blindándola en activos seguros”. De hecho, algunas han comentado abiertamente que están moviendo su dinero a refugios seguros. Los datos de los bancos centrales lo corroboran, ya que muestran una disminución de los depósitos bancarios en los países más débiles de la zona euro. Algunas grandes empresas alemanas como el grupo de ingeniería Siemens y los constructores de automóviles BMW, Daimler y Volkswagen, tienen permiso para depositar fondos en el BCE, considerado el refugio más seguro de la Eurozona. El jefe de finanzas de Siemens, Joe Kaeser, confesó en la rueda de prensa de presentación de los resultados del tercer trimestre el pasado 10 de noviembre que había depositado en el BCE una proporción importante, aunque inferior a la mitad, de sus más de 12.000 millones de euros de liquidez. BMW, por su parte, aseguró el pasado 28 de noviembre que su forma de manejar su liquidez no había cambiado y que continúa utilizando una serie de bancos comerciales internacionales, así como la facilidad de depósito del BCE. El director financiero de la compañía petrolera holandesa Shell Royal,Simon Henry, ha reconocido públicamente que como consecuencia de la crisis de la deuda de Europa ha escogido muy detenidamente donde situar la inversión de sus 20.000 millones de dólares de efectivo. ¿Qué empresas pueden ser las más perjudicadas? Pampillón cree que el riesgo de que el euro desaparezca o que un país decida abandonarlo es bajo, por ahora. “En caso de que eso llegara a suceder, lo tendrían más fácil para afrontar la situación las empresas más diversificadas y las que tengan más negocio fuera de países que manejan el euro”, señala. Es por ello que este profesor de IE Business School cree que las grandes empresas cuentan con ventaja a la hora de afrontar los riesgos que plantea el euro, porque la mayoría ya tienen su negocio mayoritario fuera de sus países de origen. Además, Amaro señala que “aunque cualquier compañía es susceptible de profundizar en el impacto que produciría (en su negocio) la posible desmembración de la zona euro, quizá las de gran tamaño (multinacionales) son quienes cuentan con los recursos necesarios para llevar a cabo planes de contingencia”, dejando claro quienes pueden ser los perdedores ante una eventual crisis del euro. |
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